Esta caja de música es el regalo de Ana y Aarón para Lucía. Está pensada con cariño. Con ese tan espontáneo que sale cuando ves nacer a los hijos de las personas que quieres. Yo les llamo los primeros niños del entorno. Los hijos de una hermana, de una íntima amiga, de una prima…. Traen alegría y sensaciones distintas, marcan el principio de una nueva etapa.
Yo he tenido tres primeros niños en mi entorno. El primero fue Joaquín, el hijo de Delia. A mí me pillo a contrapié. Andaba yo pensando en que si me gustaba más o menos el trabajo, si me iba a casar en invierno o en verano y cosas por el estilo cuando de repente nació. Y me acuerdo de un día en casa de Delia, cuando todavía vivía en Murcia, que estaba Joaquín con esos ojos azules que ya prometían en aquel momento. Lo mirábamos como a un ser intergaláctico, todo pequeño y tranquilo. Sin saber si ponerlo al sol por aquello de la vitamina D o quitarlo por aquello del sol y porque el niño se estaba poniendo rojo. Seguridad pasmosa, instinto maternal en estado puro.
La segunda es Clara, la sobrina de Ignacio y Majo. Quizá es un entorno retirado, es cierto que no era mi sobrina ni hija de una amiga íntima… pero era la sobrina de unos amigos. Y aunque obviamente nosotros todavía no teníamos hijos y seguíamos con nuestras cenas y nuestras copas, también vimos vídeos y fotos de Clarita y observamos las caras de embobados de los tíos y pensamos que qué bonito era eso de tener un bebé cerca.
La tercera niña fue Celia. Ella fue el primer bebé, la primera sobrina, la primera nieta, la que trajo ilusión y la que nos hizo ver que después de las épocas malas siempre vienen luego otras buenas. La más fotografiada, la más observada, con ese no pelo y luego esos rizos. No sé si ella es consciente de lo importante que fue para nosotros simplemente que naciera.
Luego ya vienen tus hijos propios y esa ya es otra historia. Entonces sí que sí empieza una nueva etapa.
Le he insistido a Ana para que dedicara la caja a Lucía porque sabía que era especial. Y le agradezco que me deje acompañar la caja con lo que ha escrito para su amiga Patty. Enhorabuena a los padres y a los amigos de los padres. Probablemente ahora os veréis menos y cambiarán algo las conversaciones, pero ahí seguiréis. Otra etapa.
“Hermanas, no de sangre, pero si de vida, así lo firmamos en nuestras andanzas Torinesas. A día de hoy, ocho años después, tenemos con nosotros a la pequeña Lucía. Espero que cuando sea mayor y abra la caja del flamenco rosa (acompañada de Stand by me), esboce una sonrisa acordándose de “La Bruna”. Enhorabuena Patty y Albert. Mucho amor”.
Suena Stand by me.